Artesania en Mesoamérica

LA PRODUCCIÓN ARTESANAL EN MESOAMÉRICA
“Los ceramistas especializados producían extraordinarias figuras y vasijas para uso ceremonial”. Monte Albán, Oaxaca (300-600 d.C.). Ilustración de Iker Larrauri. Colección Armando Ayala Anguiano / Editorial Contenido.
Foto: Marco Antonio Pacheco / Raíces
Aunque a primera vista pareciera que la producción artesanal en Mesoamérica es un tema meramente técnico y vinculado esencialmente a lo económico, lo cierto es que es un asunto cuyo estudio permite obtener una visión amplia de las sociedades prehispánicas. Detrás de cada manera de fabricar un objeto se encuentran siglos de experimentación y acumulación de conocimientos sobre las propiedades de las materias primas, así como de las mejores técnicas para transformarlas en objetos y bienes que se utilizaban en todos los ámbitos de la vida cotidiana y ritual. En la medida que la elaboración de ciertos productos requería de materias y habilidades más específicas que otros, surgieron especialistas que no sólo transmitían sus conocimientos de una generación a otra, sino que estaban bajo el control de la elite e incluso llegaban a formar parte de ella. Junto a las especializaciones –que no se limitaban a individuos o grupos de una misma sociedad, sino que se daban entre comunidades de una región y hasta entre regiones a lo largo y ancho de Mesoamérica– surgió una extensa red de relaciones que, si bien se basaba en el intercambio de materias primas y productos, permitió compartir ideas y modos de vivir, lo que a la larga dio consistencia a esa área cultural.
La producción artesanal puede abordarse desde distintos puntos de vista, pues a fin de cuentas su resultado último, los objetos, constituyen la principal materia prima de la investigación arqueológica. Prácticamente cualquier vestigio puede ser analizado desde la perspectiva de su producción, para de ahí derivar aspectos como su utilización y comercio en marcos más amplios, que permitan un mejor conocimiento de la estructura de las sociedades del México antiguo. En este número ofrecemos una visión general sobre la producción artesanal en Mesoamérica, acompañada de varios estudios específicos para dar una idea de la amplitud del tema, que además de los asuntos aquí tratados incluye aspectos como la lapidaria, la metalurgia, la producción de sal y de cerámica, entre muchos otros. Los casos presentados ejemplifican el creciente interés en la producción artesanal desde una perspectiva arqueológica, a la que se han incorporado novedosas técnicas de investigación, como la arqueología experimental, y la participación de especialistas de otras disciplinas.



LA PRODUCCIÓN ARTESANAL EN MESOAMÉRICALinda Manzanilla N.

La producción de bienes suntuarios en Mesoamérica estuvo asociada al comercio. De otras regiones lo mismo se obtenían productos terminados que materias primas especiales. Códice Florentino, lib. IX, sumario. Reprografía: Marco Antonio Pacheco / Raíces
Conocer cómo funcionaba la producción artesanal permite tener una idea de la manera en que estaba organizada una sociedad como la mesoamericana. Así, por ejemplo, había bienes suntuarios cuya producción era muy especializada y eran elaborados sólo por una familia, aunque la mayoría de los bienes e instrumentos –destinados a satisfacer las necesidades básicas– eran elaborados por varias familias que formaban parte de esquemas de cooperación entre comunidades.
Los egipcios pensaban que los actos de creación involucraban el pensamiento, la palabra y la elaboración de objetos en el torno. Es por ello que para los seguidores de la teología de Menfis, el dios Ptah había modelado al hombre con arcilla. Para los pueblos antiguos, la creación de objetos exquisitos era un don propio del artista, del maestro. Sin embargo, hay otros objetos cotidianos que se fabrican para satisfacer las necesidades de mucha gente.
¿Desde qué perspectivas podemos estudiar la producción artesanal en Mesoamérica? Siguiendo los planteamientos de Kathy Costin (2001, 2004), podemos abordar los siguientes aspectos:
a) Los que producen. Costin propone analizar, en primer lugar, las identidades sociales (género, clase, procedencia, etnicidad y estatus legal) de quienes producen, para después abordar el grado de especialización, la intensidad del trabajo (es decir, la cantidad de tiempo invertida en la producción de las artesanías), la naturaleza de las compensaciones (las relaciones productor/consumidor), la destreza del productor y los principios de reclutamiento de los trabajadores. A mi modo de ver, hay que analizar los lugares de producción, así como los entierros de los artesanos para evaluar estos elementos.
b) Los medios de producción. Costin menciona la necesidad de analizar posteriormente las materias primas (y los patrones de explotación de recursos), las herramientas (con sus huellas de uso) y los conocimientos técnicos en cuanto a elecciones de tecnologías de manufactura y funciones previstas para los bienes hechos. Respecto de las tecnologías, éstas nos ayudan a comprender el grado de especialización y la naturaleza del involucramiento de la elite en las actividades productivas; Costin propone cinco aspectos a estudiar: la complejidad, la eficiencia, la cantidad de bienes producidos, el control y la variabilidad.
En esta línea de ideas, Prudence Rice (1981) estableció los siguientes indicadores de producción cerámica especializada. Respecto de los productos, observó una creciente estandarización, resultado de la producción masiva; una homogeneidad en las formas; el uso de moldes, y la existencia de marcas de alfarero. En cuanto a las áreas de producción, observó concentraciones de herramientas usadas en la manufactura (por ejemplo, moldes); agrupaciones de materias primas, y de vasijas mal cocidas o rotas.
c) Los principios organizadores. Costin menciona que hay patrones temporales (producción diaria o estacional; de tiempo parcial o de tiempo completo); patrones espaciales o sociales (la organización del trabajo, la concentración o dispersión de las actividades de manufactura, el contexto sociopolítico en que la producción tiene lugar), y por último, la distribución y el control.
d) Los objetos. Respecto de los objetos, habría que establecer, siguiendo a Costin, el uso de los productos artesanales (si se trata de objetos utilitarios o bienes de prestigio), el grado de restricción en su uso y la cantidad de bienes que se utilizan.
e) Los principios y mecanismos de distribución. Costin también propone averiguar los medios por los cuales los bienes son transferidos de los productores a los consumidores, y qué tan voluntaria es la transferencia (especialización independiente versus especialización dependiente, cuando hay un agente que auspicia la producción).
f) Los consumidores.

EL ESTUDIO DE LA PRODUCCIÓN ARTESANAL
La producción artesanal puede estudiarse arqueológicamente identificando a los artesanos mismos y sus identidades; la casa y el ámbito familiar de la producción; el barrio y la concentración de medios de trabajo en sectores de un asentamiento, o bien, las comunidades especializadas en el nivel regional.
El estudio de las identidades en arqueología es reciente. Más allá del género, la etnia o la pertenencia a un grupo social, podemos estudiar las ocupaciones y oficios como identidades individuales y colectivas. Los individuos que tienen un oficio particular a menudo dejan en lo que producen firmas o marcas (por ejemplo, en los objetos de arcilla quedan impresas huellas digitales o dermatoglifos), amén de que imprimen estilos particulares en la manufactura. Son enterrados con sus instrumentos a fin de continuar su labor en el más allá; en ocasiones hay esqueletos que muestran huellas de estrés ocupacional, causadas por realizar movimientos reiterativos con ciertas partes del cuerpo.
En ciertos casos, las áreas de actividad de la casa de un artesano sugieren el tipo de artesanías que producía, pues contienen instrumentos, desechos, productos terminados o rotos en el proceso de elaboración. En los almacenes de productos terminados y en los basureros nos damos cuenta del volumen de la producción. Es muy poco lo que se ha hecho para evaluar la organización de la producción artesanal entre los grupos corporativos que habitaban los conjuntos multifamiliares de Teotihuacan. Aún así, contamos con evidencias de que las elites intermedias de las ciudades organizaban la producción de artesanías muy sofisticadas, como atavíos, tocados y posiblemente máscaras de sacerdotes y militares.
En los talleres adscritos a los palacios o a los templos podemos rastrear la producción que no era independiente y requería de una fuerte relación con quienes detentaban el poder; generalmente estaba dirigida a producir bienes suntuarios o utilizados en rituales. Es el caso de las plaquetas de incensario tipo teatro, producidas en un taller situado al norte de la Ciudadela de Teotihuacan, que fue excavado por Carlos Múnera, o bien de la elaboración de placas de mica, materia prima procedente de Oaxaca y monopolizada por el Estado teotihuacano, que además controló su uso. La manutención de los artesanos buscaba permitir la dedicación de tiempo completo a las tareas artesanales especializadas.
En sociedades complejas podemos encontrar, asimismo, barrios de artesanos independientes que ofrecían sus productos a la ciudad y que a menudo estaban organizados en corporaciones, cada una con su propia deidad tutelar. Un ejemplo de bienes producidos en barrios de artesanos es la elaboración de la cerámica Anaranjado San Martín, en Tlajinga 33, en Teotihuacan. En otras sociedades había artesanos itinerantes, generalmente artistas muy cotizados, con estilos personales y maneras de decorar particulares, los que podían dejar marcas en sus productos (marcas de alfarero, firmas). Por último, había comunidades completas que se especializaban en la producción de bienes determinados, como sucedía en patrones de simbiosis económica. Ejemplo de esto es la cerámica Anaranjado Delgado, producida en la región de Ixcaquixtla, al sur de Puebla.
En su estudio clásico sobre las sociedades del Preclásico en el Valle de Oaxaca, Kent Flannery y Marcus Winter señalaron que mediante la comparación de los artefactos, desechos y productos de diversas casas en distintos sitios se podían establecer tres tipos de actividad: universales (poco especializadas), realizadas en todos los sitios por la mayor parte de las familias; actividades sólo presentes en ciertos sitios (muy especializadas), y actividades únicas (magistrales). Para comparar el repertorio de actividades en una región bajo este enfoque se requiere analizar un amplio abanico de casas de sitios contemporáneos.
Por nuestra parte, proponemos que la mejor manera de analizar el grado de especialización económica en una sociedad es por medio de la localización de las áreas de producción, la identificación de los productos, para después determinar a quiénes llegaban, es decir, los lugares de consumo, con el fin de observar no sólo qué cosas se producían, dónde y a qué escala, sino las redes de distribución y el grado de restricción en su circulación.
Durante el Preclásico en Mesoamérica, al igual que en otras áreas culturales, encontramos objetos muy refinados cuando se trata de bienes que circulaban de manera restringida, hechos por “maestros artesanos” que, en ocasiones, podían ser itinerantes y ofrecer su producción de sitio en sitio. Hay bienes suntuarios cuya producción era muy especializada (por ejemplo, los espejos de magnetita) y eran elaborados sólo por una familia; son bienes que se pueden encontrar en regiones completas y que iban a dar a manos de las elites. Pero la mayoría de los bienes e instrumentos, destinados a satisfacer las necesidades básicas, eran elaborados por varias familias que, en regiones con variados recursos, formaban parte de esquemas de cooperación intercomunal. En el Preclásico, este tipo de organización fue llamada “simbiosis económica” por William Sanders, y se puede encontrar tanto en la Cuenca de México como en el Valle de Oaxaca.
Conforme las elites demandaban productos específicos, la producción se fue haciendo menos variada, es decir, más estandarizada. La aparición de moldes en cerámica podría indicar la manufactura de vasijas con cierta capacidad, quizás como consecuencia de un sistema de racionamiento de alimentos, o bien, para ser apiladas y transportadas a largas distancias. Un ejemplo son los cuencos Anaranjado Delgado fabricados en el sur de Puebla con moldes en forma de hongo.
Las elites gobernantes podían auspiciar a artesanos muy especializados en bienes suntuarios; así, en los palacios era frecuente ver a orfebres, plumarios, escultores y pintores. Sin embargo, también las elites intermedias, de los barrios, podían estar involucradas en la obtención de bienes de otras regiones de Mesoamérica, así como traer especialistas en ciertas artesanías.

ATAVÍOS PARA LA ELITE
Quisiéramos ejemplificar esto con una artesanía que aunque fuera muy particular y especializada, resulte clave para comprender la diferenciación social en Teotihuacan. En el barrio de Teopancazco, situado al sureste de Teotihuacan, hay un ejemplo de esto en la manufactura de atavíos y tocados para los sacerdotes y militares, conformados por placas de armadillo, tortuga, concha y cocodrilo, plumas de diversas aves, botones de concha y cerámica, así como pinzas de cangrejo. Todo esto se bordaba y cosía en mantas de algodón, como puede apreciarse en el famoso mural de Teopancazco.
En nuestras excavaciones extensivas y gracias a una perspectiva interdisciplinaria, que incluyó biólogos, químicos, físicos, geofísicos, osteólogos, genetistas y arqueólogos, encontramos en Teopancazco una especie de “sastrería” de la elite. Se encuentra en un barrio en el que alguna “casa” poderosa mantenía relaciones directas con la Costa del Golfo, región famosa por su producción algodonera, para proveerse de mantas de este material. Junto con esas mantas llegaron cerámica, moluscos marinos (conchas y caracoles, con los que se elaboraban placas y botones para coserlos a las mantas), peces, cangrejos y algún erizo de mar de las lagunas costeras. Para obtener plumas se traían tanto de Veracruz como de otros lugares diversas aves, entre ellas: gaviotas, garzas, patos zambullidores, gallaretas, perdices, codornices, correcaminos, halcones, búhos, zopilotes, aguilillas, águilas, águilas pescadoras y guajolotes. Además, se ha localizado gran cantidad de agujas estandarizadas –para bordar, coser y unir telas–, alfileres, alisadores, leznas para hacer agujeros, retocadores y otros instrumentos para preparar las pieles que eran añadidas al atavío. También había placas de armadillo, tortuga y cocodrilo, que probablemente se cosían o formaban parte de máscaras. Es posible que se añadiesen también pedazos de pieles de venado, liebre y conejo, amén de los botones de cerámica y concha nácar. Con sellos, llamados “pintaderas”, era posible añadir diseños a los lienzos. Es probable que en Teopancazco también se confeccionaran los tocados, pues hemos encontrado cráneos de animales cortados en su parte facial, listos para ser insertados en la parte anterior de los tocados, tal como se observa en el mural.



PRODUCCIÓN DE OBJETOS DE CONCHA
EN EL TEMPLO MAYOR 
Adrián Velázquez Castro
LA ARQUEOLOGÍA EXPERIMENTAL PERMITE CONOCER LA MANERA EN QUE UN OBJETO FUE PRODUCIDO MEDIANTE EL ANÁLISIS DE SUS RASGOS Y LA IMITACIÓN DE PROCEDIMIENTOS E INSTRUMENTOS SIMILARES A LOS EMPLEADOS EN LA ANTIGÜEDAD. LA PRODUCCIÓN DE LOS OBJETOS DE CONCHA LOCALIZADOS EN EL TEMPLO MAYOR FUE ESCLARECIDO BAJO ESAS PREMISAS –PARA LO CUAL SE HAN REALIZADO MÁS DE 500 EXPERIMENTOS DE DISTINTOS TIPOS– Y SUS RESULTADOS PERMITEN UNA VISIÓN DE UN PROCESO COMPLEJO, QUE DEBIÓ ESTAR A CARGO DE ESPECIALISTAS DE TIEMPO COMPLETO.
 1. OREJERAS EPCOLOLLI, DE PINCTADA MAZATLANICA, ENCONTRADAS EN EL TEMPLO MAYOR. ESTE TIPO DE ADORNOS ERAN ATRIBUTOS CARACTERÍSTICOS DE QUETZALCÓATL. ELABORAR UNA DE ESTAS PIEZAS TOMABA A UN ARTESANO EXPERIMENTADO ALRREDEDOR DE 92 HORAS.Foto: Germán Zúñiga 
El conocimiento de la producción de muchos de los materiales considerados preciosos por las sociedades del México prehispánico es sin duda un tema difícil de abordar. Éste es el caso de las conchas de moluscos, lo cual se debe en gran medida a que la mayor parte de los objetos elaborados con este material se han encontrado ya terminados, en contextos arqueológicos rituales, como parte de ajuares funerarios o bien de ofrendas enterradas en los edificios de los centros ceremoniales. En la mayoría de los casos se carece de evidencias de las que se puedan inferir los procesos de manufactura, que son principalmente las piezas descartadas por fallas o defectos y las herramientas ya agotadas.
Para superar esta carencia de información, desde 1997 se han desarrollado en el Museo del Templo Mayor dos proyectos de arqueología experimental. El llamado “Arqueología experimental en materiales conquiológicos” tiene como objetivo conocer cuáles fueron las técnicas con las que se elaboraron las piezas de concha localizadas en el interior de las ofrendas enterradas en el principal edificio de culto de Tenochtitlan (fig. 1) y sus estructuras aledañas; el de “Técnicas de manufactura de los objetos de concha del México prehispánico” se ocupa de otras regiones y periodos del México prehispánico.

ARQUEOLOGÍA EXPERIMENTAL Y TÉCNICAS DE MANUFACTURA
La arqueología experimental parte del supuesto de que, en vista de que en las sociedades humanas todas las actividades se encuentran sujetas a normas, los artefactos son usados o producidos de acuerdo a esquemas determinados, que les proporcionan características específicas. Esto implica que al elaborar o utilizar objetos similares, siguiendo los patrones antiguos, deben presentarse las mismas características encontradas en los objetos arqueológicos. Así pues, se supone que el empleo de una herramienta particular, hecha de un determinado material, usada de una manera específica y bajo ciertas condiciones, dejará rasgos definidos y diferenciables. Ello da la posibilidad de acercarse a las tecnologías antiguas imitando las transformaciones hechas antaño, con los procedimientos e instrumentos empleados entonces. Las similitudes o diferencias entre los rasgos de las modificaciones experimentales y los del material arqueológico son las evidencias que ayudarán a descartar algunas hipótesis y a proponer otras.
En el caso de los proyectos del Museo del Templo Mayor, el estudio de las huellas dejadas por las distintas herramientas y los materiales, y su comparación con los rasgos de los materiales arqueológicos, ha permitido inferir las técnicas utilizadas por distintas sociedades del México prehispánico. Ello se ha hecho a simple vista o con la ayuda de microscopía estereoscópica de bajas amplificaciones (10 a 63 aumentos) y de microscopía electrónica de barrido, con la que ha podido llegarse hasta los 1 000 aumentos. Con esta última técnica se ha logrado mayor precisión en los análisis, ya que es idónea para el estudio de las características superficiales de los materiales.



LA OBSIDIANA EN MESOAMÉRICAAlejandro Pastrana

Navajillas prismáticas, figurillas antropomorfas, puntas de proyectil y cuchillos miniatura. Todos estos objetos de obsidiana fueron encontrados en Teotihuacan y son muestra del frecuente uso de ese material en esa gran ciudad.Foto: Marco Antonio Pacheco / Raíces
POR SUS CUALIDADES FÍSICAS, LA OBSIDIANA FUE TAL VEZ LA MATERIA PRIMA MÁS IMPORTANTE PARA LOS ANTIGUOS MESOAMERICANOS. CON UNA MAESTRÍA LOGRADA A LO LARGO DE MILES DE AÑOS, LOS ARTESANOS DEDICADOS A LA OBSIDIANA APROVECHABAN PRÁCTICAMENTE CADA FRAGMENTO DEL MATERIAL PARA CREAR OBJETOS QUE SE UTILIZABAN EN CASI CUALQUIER ACTIVIDAD: DOMÉSTICAS, MEDICINALES, ARTESANALES, MILITARES Y RELIGIOSAS.

La obsidiana es un vidrio volcánico que se forma cuando las lavas incandescentes, a 600 °C, con alto contenido de sílice y aluminio se enfrían rápidamente; si el descenso de la temperatura es lento, entonces los minerales se cristalizan y dan lugar a las rocas conocidas como riolitas, que son de colores claros: gris, café, rosa, rojizo y amarillento. La obsidiana es clasificada por la mineralogía como vidrio, ya que sus átomos no conforman una estructura cristalina; es dura y frágil, de atrayente brillo, transparente y translúcida, pero su principal característica es su tipo de fractura, aguda, recta y muy cortante, que permite la elaboración de diversos tipos de instrumentos tallados y de preciados objetos pulidos. La obsidiana es generalmente negra o gris, pero también puede ser rojiza, café, verde o con visos de distintos colores; su transparencia, translucidez y brillo dependen del espesor del fragmento y de la luz bajo la que se observe. La obsidiana es el material natural más eficiente para la elaboración de instrumentos de corte , como las navajas, y de penetración por impacto, como las puntas de flecha. Por sus particulares propiedades físicas, la obsidiana fue ampliamente aprovechada por las culturas prehispánicas en la elaboración de instrumentos como navajas de agudos y uniformes filos, para cortar fibras vegetales, plumas, maderas y pieles; raspadores de maguey; perforadores de cuero, hueso y madera. También se utilizó para tallar penetrantes puntas de flecha, de dardo, de lanza y cuchillos de diversas formas. Guerreros, sacerdotes y dioses aztecas portaban varios objetos de obsidiana, como collares, orejeras, bezotes y cetros; asimismo, se elaboraban urnas y esculturas con ese material.
Entre las deidades del panteón mexica, se sabe de dos que tienen relación directa con la obsidiana: Tezcatlipoca (el que tiene el espejo humeante de obsidiana) e Itzpapálotl (la mariposa de obsidiana). La obsidiana estaba presente en diversos ámbitos de la cultura prehispánica del Centro y el Occidente de México, principalmente en la vida doméstica, la agricultura, las artesanías, el comercio, la guerra y la religión.

LA EXPLOTACIÓN
El conocimiento de la obsidiana en el México antiguo proviene desde los tiempos prehistóricos del poblamiento de América, al menos desde 10000 años a.C. aproximadamente, y continuó durante la época de las primeras aldeas y pueblos, como Cuicuilco (1400 a.C.-300 d.C.). Sin embargo, fue con el surgimiento y desarrollo de la gran ciudad de Teotihuacan (100 a.C.-700 d.C.) que la explotación y la talla de la obsidiana se intensifican y su transporte, comercio y distribución en general alcanzaron a gran parte de Mesoamérica. La importancia de la explotación de la obsidiana a gran escala continuó con el crecimiento de la ciudad de Tula (950-1100 d. C.) y con la conquista por el imperio azteca de un vasto territorio (1428 d.C.). Aun después de la llegada de los españoles, en la primera etapa de la Colonia, ante la escasez de instrumentos hechos con metales europeos se continuó utilizando la obsidiana para la explotación del maguey, en joyería y en ritos paganos, como consta en algunos procesos penales llevados por la Santa Inquisición en el siglo XVI.



LOS ABRASIVOS EN MESOAMÉRICAAdolphus Langenscheidt
LOS MAGNÍFICOS INSTRUMENTOS DE PIEDRA, DE CARÁCTER SUNTUARIO O UTILITARIO, QUE SE RESGUARDAN EN LOS MUSEOS MUESTRAN EL GRAN DOMINIO DE LOS ARTESANOS MESOAMERICANOS EN LAS TÉCNICAS PARA DESBASTAR, ALISAR, PULIR Y GRABAR PIEDRAS DE DIVERSAS DUREZAS, ASÍ COMO SU AMPLIO CONOCIMIENTO ACERCA DE LOS DIVERSOS ABRASIVOS, ENTRE LOS CUALES DESTACAN EL CORINDÓN, EL TOPACIO Y EL DIAMANTE.


COPA. MATERIA PRIMA: CRISTAL DE ROCA (CUARZO). CONSTITUYE LA OBRA LAPIDARIA MÁS IMPORTANTE POR SU MANUFACTURA Y DIMENSIONES, Y MUESTRA LA MAESTRÍA ALCANZADA POR LOS ARTESANOS MIXTECOS. TÉCNICA: SE UTILIZÓ ARENA DE CORINDÓN O DIAMANTÍFERA Y SE DESBASTÓ CON PRESIÓN Y MOVIMIENTO ROTATORIO, COMO SE ELABORABAN LOS ESPEJOS RITUALES PREHISPÁNICOS DE MAGNETITA U OTROS MINERALES, O COMO SE HACÍAN LAS CABEZAS COLOSALES OLMECAS DE SAN LORENZO, VERACRUZ. CULTURA MIXTECA. POSCLÁSICO. TUMBA 7, MONTE ALBÁN, OAXACA. MUSEO REGIONAL DEL INAH, OAXACA.Foto: Gerardo González Rul / Raíces
Entre las culturas prehispánicas de Mesoamérica se aprovecharon innumerables rocas y minerales para producir toda clase de instrumentos líticos: utilitarios, suntuarios y rituales, desde los sencillos hasta los muy elaborados. La gran diversidad de rocas y minerales en el área mesoamericana propició el desarrollo precoz de la lapidaria. De manera temprana, los artesanos distinguieron entre materiales duros y suaves, y observaron que los suaves pueden ser modificados por los duros. La acumulación de experiencias en el aprovechamiento de rocas y minerales permitió a los grupos humanos de Mesoamérica conocer sus características físicas y sus durezas relativas. Se consideran suaves los que tienen una dureza de 6 grados o menos en la escala de Mohs y duros los que rebasan ese número (desde cuarzo hasta diamante).
Desde el Preclásico Temprano hasta el Posclásico Tardío, entre las culturas de Mesoamérica se manufacturaron numerosas piezas líticas, que causan asombro por su perfección. Es entre los grupos pertenecientes a la cultura olmeca en los que se han encontrado los vestigios más tempranos y artísticos de la técnica lapidaria, aplicada magistralmente, como lo prueban los ejemplos que se apuntan más abajo.

TIPOS DE MINERALES ABRASIVOS
El conocimiento de las rocas y los minerales, y sus propiedades, fue el primer paso en la lapidaria. Esto comenzó desde tiempos muy antiguos en todo el mundo, incluida el área de Mesoamérica. En los periodos Arqueolítico y Cenolítico Inferior (35000/30000-7000 a.C.) se usaron instrumentos tallados, a partir de lo cual se conoció la tenacidad de los materiales. Desbastar y pulir rocas y minerales fue un proceso que se desarrolló más tardíamente que el de tallar, cuando se comprendió la resistencia a la abrasión.
La arena, casi de cualquier arroyo, está constituida principalmente por partículas cuarzosas que son el más antiguo, abundante y universal de los abrasivos. En el estudio de las bellas obras lapidarias suele no destacarse la importancia de los abrasivos, debido a que las obras mismas atraen mucho más la atención.



Comentarios

  1. Los intercambios, el trueque etc. eran muy complicados SIN DINERO; pero con el Internet, pueden hacerse, empezando con las materias primas de los países, y de una manera equitativa y justa para todas las partes.
    Una economía MIXTA BIEN PLANIFICADA, y la educación, capacitación y organización correspondientes, se puede acabar con la ignorancia, la pobreza y el desempleo que hay en el mundo.
    Poner limite a las ganancias multimillonarias, y reducir la jornada laboral, es posible con las nuevas computadoras, las maquinas y el uso de tarjetas electrónicas con vigencia de un mes. Una paternidad RESPONSABLE, evita la sobre población y se reduce la violencia.
    No es la autoridad, la antigüedad y el numero lo que debe importarnos, sino las consecuencias que se han observado al actuar o no en sentido determinado.
    Normas comunes y LIBERTAD, pueden coexistir y traducirse en un verdadero Bienestar General.

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